25/09/2021 Página 12 - Nota - El País - Pag. 10

La crítica de Ricardo Lorenzetti a Horacio Rosatti
Una Corte con una fractura expuesta
Comparó el autovoto para definir la presidencia del tribunal con la mayoría automática menemista. Calificó los hechos como “moral y jurídicamente descalificados”.

Las llamas que encendió en la Corte la elección de Horacio Rosatti como su próximo presidente están lejos de haberse extinguido. Fue Ricardo Lorenzetti quien atizó el fuego este viernes al denunciar que el procedimiento en el que se eligió al sucesor de Carlos Rosenkrantz fue irregular y le enrostró a Rosatti, con quien no lo une ninguna simpatía, que estaba siguiendo los pasos de Julio Nazareno –emblema de la Corte de la mayoría automática menemista– al autovotarse para llegar a la presidencia del máximo tribunal. “Este tipo de actos contradice los precedentes y la tradición de la Corte Suprema, y ha afectado el prestigio de la institución y de la elección misma”, escribió Lorenzetti en un correo electrónico que les hizo llegar al resto de los supremos.
Ni Lorenzetti ni Elena Highton de Nolasco participaron el jueves del acuerdo en el que se eligió a Rosatti como presidente de la Corte y a Rosenkrantz como vicepresidente. Sólo estuvieron ellos dos y Juan Carlos Maqueda, que los propuso formalmente para los cargos. Esos fueron los tres votos necesarios para entronizar a la nueva conducción del alto tribunal.
En un mail que envió a sus colegas, Lorenzetti sostuvo que la elección del presidente debió haber tenido lugar en un acuerdo ordinario –como el que estaba previsto para el martes pasado o como el que está llamado para el martes próximo–. Sin embargo, dijo que Rosenkrantz convocó el miércoles por la tarde a un acuerdo extraordinario para el jueves por la mañana sin mayor aviso ni contemplaciones. “Todos sabían que el suscripto estaba representando al país en una reunión de un organismo internacional (Unidroit) con la participación de juristas de todos los continentes.
Es decir, no era una tarea privada, sino institucional”, explicó Lorenzetti.
Highton intentó que el resto de sus colegas frenaran el acuerdo por la ausencia de Lorenzetti, pero no tuvo éxito y ella tampoco asistió. “Negarse a tratar el tema en un acuerdo ordinario, y no postergar el convocado, violó la tradición en la Corte en la materia y las reglas de la cortesía”, insistió Lorenzetti.
Sin embargo, el comentario más espinoso del supremo fue cuando comparó el autovoto de Rosatti con el de Nazareno, emblema de la Corte menemista que Néstor Kirchner se abocó a reformar en 2003. “Lamentablemente se repite uno de los vicios de algunos de los jueces de aquella composición del Tribunal, moral y jurídicamente descalificados, y que se habían superado hace más de una década”, apuntó. En su mail también recordó que entonces el juez Enrique Petracchi se había opuesto a Na- zareno y señalado que el autovoto no era ético ni razonable. “Fue una decisión que todos hemos valorado como éticamente correcta y conforme a derecho”, escribió Lorenzetti en referencia a la posición de Petracchi.
En algunos de los despachos de los jueces aludidos por el mail de Lorenzetti le restaron importancia a las acusaciones. “No sabe perder”, repetían. Tanto Lorenzetti como Rosenkrantz aparecían como posibles candidatos para el mandato 2021-2024. El jurista rafaelino intentó tentar a Rosenkrantz con tal de evitar el ascenso de Rosatti. Según trascendió, Highton tampoco veía con malos ojos que Rosenkrantz reeligiera.
La inquina entre Lorenzetti y Rosatti es de larga data. Cuando Mauricio Macri quiso nombrarlos por decreto para la Corte, Lorenzetti no vio con malos ojos la llegada de Rosenkrantz, por entonces decano de la Universidad de San Andrés, pero puso el grito en el cielo al escuchar el nombre de Rosatti, un viejo conocido del pago chico de Santa Fe. Lo que más lo irritaba al entonces presidente de la Corte era que Rosatti llegaba con el aval de Elisa Carrió.
“Lilita” acusa a Lorenzetti de casi todos los males de la república y pidió su juicio político en reiteradas ocasiones.
No son pocos los que vieron en Rosatti el arquitecto del golpe palaciego que el 11 de septiembre de 2018 destronó a Lorenzetti de la presidencia de la Corte, cargo que había conservado durante once largos años y a través del cual había ganado una prédica importante entre los jueces, especialmente aquellos de Comodoro Py. Rosenkrantz, el juez con mayor afinidad al macrismo, asumió como presidente, pero, al poco tiempo, sus colegas recortaron todas las facultades con las que Lorenzetti había acuñado su poder. Detrás de esa movida estuvo el propio Lorenzetti, pero también Rosatti, que hablaba con orgullo de una “Corte colegiada” en la que se necesitaban tres votos para las cuestiones de importancia.
Después del golpe palaciego de 2018, Lorenzetti y Rosenkrantz tuvieron peleas públicas. El rafaelino lo acusó de volver a épocas escandalosas ya superadas en una nota que envió el 9 de octubre de ese año en plena disputa por el control del Centro de Información Judicial (CIJ). Por el momento, es un misterio cómo se traducirá este clima de zozobra en el funcionamiento de la Corte.
Rosatti deberá asumir como presidente el próximo 1 de octubre y allí se mostrará qué perfil adoptará el jurista que tiene una larga trayectoria política dentro del peronismo santafesino.

Los supremos enfrentados, Ricardo Lorenzetti y Horacio Rosatti.



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